Ricardo Spinetta
Atleta de Dios bien entrenado,
Ricardo, compañero de viaje,
no podrán ni el viento ni el oleaje
impedir que sigas trotando a nuestro lado…
Con alegría te entregaste
a cada hermano,
tan simple y tan sencillo como eras.
Fiel a Dios desde el primer llamado,
bailarín avezado,
evangelizador de vuelta entera,
lo hiciste hasta con gato y chacareras.
Constructor de la paz,
tu libertad,
tu vida coherente,
tu fidelidad comprometida
te llevaron siempre a tender puentes
de unidad, de amistad y de familia.
Tu existencia luminosa,
tu corazón sensible
nos indican que vivir así es posible.
¡Qué aventura la tuya!
¡Qué veloz fue tu carrera!
Lograste correr en esta vida
Con el alma y con el cuerpo,
– los pies sobre la tierra,
los ojos en el cielo –
y fue por eso,
que enseguida
supiste emprender vuelo.
¡Qué regalo Ricardo
tenerte como amigo!…
¡Andarás por siempre a nuestro lado
y estarás entre nosotros
siempre vivo!
Gustavo Rodríguez